Produced by Christoph Rottenwöhrer & Maye Azcuy

Associate producer: Antonio Hens
Based on a short story by Yomar González

CAMIONERO subtítulos en inglés: TRUCK DRIVER Short film directed by Sebastián Miló Produced by Christoph Rottenwöhrer & Maye Azcuy Associate producer: Antonio Hens Based on a short story by Yomar González Synopsis:In a boarding school, Raidel is witness to the BULLYING suffered by his schoolmate Randy.

Full length short film CAMIONERO (Truck Driver)
with English subtitles
-contact us for full hd copy for exhibition-

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Synopsis

In a boarding school, Raidel is witness to the BULLYING suffered by his schoolmate Randy.

Storyboard by Iñaki Tovar Picazo

Storyboard by Iñaki Tovar Picazo

As part of the It Gets Better Project, President Obama shares his message of hope and support for LGBT youth who are struggling with being bullied.


Poster designed by Anne Cordt

Poster designed by Anne Cordt

Official selection at
Short Film Festival in Clermont-Ferrand 2013
Short film festival
Fenêtre sur courts 2014 in Avignon
International Festival of the new Latin American Cinema 2015

Award-winning in:

And many more...

 

Camionero wins the Muestra Joven

Best Movie
Best Director
Best Screenplay
Best Music
Best Editor
Best Actors

MAIN CAST

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Héctor Medina

Graduated from the Escuela Nacional de Arte (ENA) in 2009. Part of the theater ensemble El Público. Main films: Martí, el ojo del canario by Fernando Pérez (2009), Boleto al Paraíso by Gerardo Chijona (2010), 7 días en la Habana by Benicio del Toro (2011), Vinci by Eduardo del Llano (2011) and Camionero by Sebastian Miló (2012). Main prizes: Premio Adolfo Llauradó and Ceará-Festival Ibero Americano de Cinema for Boleto al paraíso and Best actor at Muestra Joven ICAIC 2012 for Camionero.

                                                                     His more recent filmography include:
                                                                     Viva (2015), El Rey de la Habana (2015) and Vientos de la Habana (2016).

Antonio Alonso

Young theater talent with the prestigious Director Carlos Díaz in his Ensemble El Público.
Main films: Camionero by Miló and La partida by Antonio Hens.
Prize Adolfo Llaurado awarded for Camionero (2013).

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Reinier Díaz

Part of the Ensemble El Público with the prestigious Director Carlos Díaz. Worked in the series Mucho ruido (Tele Rebelde, 2009). Main films: short film Camionero by Miló and feature La partida by Antonio Hens. Best actor prize awarded for Camionero at the Muestra Joven (2012).

Osvaldo Doimeadios

Graduated cum laude from the Instituto Superior de Arte (Havana) in 1987. Leading Cuban theater and film actor, also a popular humorist. Main films: Habana Blues by Benito Zembrano, Operación Fangio by Alberto Lecchi and Amor Vertical by Arturo Sotto. Theater: currently preparing Caligula by Albert Camus and directed by Carlos Díaz.

Broselianda Hernández

Graduated from the Instituto Superior de Arte (Havana) in 1987. Leading Cuban theater and film actress. Main films: Cosas que dejé en La Habana (1997) by Manuel Gutiérrez Aragón, Barrio Cuba (2005) by Humberto Solás, La anunciación (2009) by Enrique Pineda Barnet and José Martí: el ojo del canario (2010) by Fernando Pérez.

 


Producers: Christoph Rottenwöhrer & Maye Azcuy

Christoph studied Film & TV Management at the Instituto de Empresa (IE) and learned the film crafts at the Film Institute (NIC) in Madrid. MBA from the ESCP Europe in Paris, Oxford and Berlin. 20 years of management experience of blue chip companies. Fluent in French, German, Spanish, English and Italian.

Maye is a Cuban composer, singer and pianist. Graduated in musicology at the Instituto Superior de Arte (ISA) in Havana, Cuba. Master in music from the University Rey Juan Carlos in Madrid.

Postproduction in Madrid:

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Director: Sebastián Miló

Graduated from the Instituto Superior de Arte in 2007. Debut as Director with Camionero. Works mainly for radio and television in Havana. 


Director of Photography: Luis Najmías Jr.

Graduated from the Ecole cantonale d'art de Lausanne, from the Escuela Internacional de Cine y TV and from the Instituto Superior de Arte. Editor, cameraman and co-director besides working as director of photography. Also a recognized director of video clips in the music business.


Original Music:

Yoan Yabor

Graduated from the Conservatory Amadeo Roldan (Havana, 2003). Guitarist and composer. Has won various prizes as composer of soundtracks for a dozen short films and documentaries. His discography includes Simplemente Aires and the double CD Remember Copilación. Lives and works in Miami.

 



Shooting


Short story 'A la vencida va la tercera'
by Yomar González

 

No sé qué hago aquí. A los doce años era cinta negra en judo y a los catorce trataba de sobrevivir, siempre lleno de miedo. No sé qué hago aquí. Mis padres quieren que sea alguien. Él es albañil y regresa a casa con los pantalones llenos de mezcla, apesadumbrado porque ha tenido demasiado trabajo y para colmo no es nadie. Ella pelea por los pantalones sucios, aunque uno no sea nadie no es cosa de andar por ahí mugriento. Si mi padre llevara los pantalones con un poco más de cemento cada día hasta que se pusieran duros y fuera imposible doblarlos y necesitara caminar como con dos piernas de madera, él sería alguien. Pero anda entre limpio y sucio, no es alto ni bajito, flaco ni gordo, feo ni bonito; por eso mi padre pasa inadvertido entre otros nadie como él. No sé qué hago. No sé qué temo si ellos no pueden contra mí. Soy cinta negra en judo. No, no soy eso. Soy El Camello, el Camellito. Ya ves, padre, soy alguien. Gracias a la joroba que me cedió uno de tus antepasados —ligera, engañosa, pero detectable cuando me acuesto boca abajo o cuando me siento en los bancos sin espaldar y sobresale mi giba dromedaria—, gracias a tu herencia descompuesta, padre, soy alguien. Alguien que vive al margen, en el punto de mira, alguien que sabe cuantas cosas se desplomarán uno de estos días. Al pobre Frandy le habían robado la colcha, le tiraban zapatos, le daban tablazos en las nalgas, le ponían torniquetes de papel encendido entre los dedos. El pobre Frandy se acurrucaba en su cama y soportaba el dolor. Ese dolor de no saber qué hacer, de no tener quién lo ayude si es Frandy pescuezo de tabla y nadie puede unírsele pues sería el amigo de Frandy pescuezo de tabla, el dolor de soportar hasta que se cansen y pueda quedarse dormido. Frandy se queda dormido con la boca abierta, como preparándose a dar una dentellada final que acabará con el mundo. Ellos dicen Frandy pescuezo de tabla boca de jaiba y hacen una fila interminable. Son muchos los sin rostro, la oscuridad es su signo, muchos revisando en sus pulmones y escupiendo, sacando el catarro hasta de sus huesos; y la saliva va a la boca abierta que primero traga y después se va llenando de escupitajo tras escupitajo, se repleta, se desborda, chorrea hasta el mentón y el cuello. La fila no se acabará nunca. Frandy tose y los catarros ruedan por la cara, salpican, corren, pasa la mano por el pecho y vomita la sábana. Encienden la luz, qué te pasa Frandy, el cuerpo cubierto por la saliva de otros, los catarros de otros, las diversiones de otros. Va al baño y se limpia, no dice nada, no mira los rostros de quienes rodean su cama, quita la sábana y vuelve a acostarse, no dice nada, absolutamente nada. Se acomoda boca abajo para que vengan la próxima vez y le embadurnen las nalgas con pasta de dientes o caguen dentro de sus botas. Frandy soporta, siempre lo hará sin decir una palabra. Desde nuestra cama comprendemos apenas el abecé de la vida y sus relaciones de fuerza y poder, y deseamos no ser él porque no tendríamos cómo defendernos si nadie es culpable y al rato somos tus amigos, qué te hicieron. Echarle guao en la cama, robarle las medias para hacer pelotas, decirle tienes hasta cinco para irte unodostrescuatrocinco, ay Frandy que tabla de pescuezo, llevarlo cargado hasta el baño y pararlo en medio de un charco de orina, decirle Frandy cántame una canción para dormirme, baila también hombre, muévete. Tomó pastillas y ahora está ingresado en psiquiatría. Trató de cortarse las venas y ahora está ingresado en psiquiatría. Se dejará caer de un edificio cualquiera de estos días y ahora no está en ninguna parte. Frandy será un muerto joven porque no llora, no habla, no dice cojoneee, me cago en la madre de tos ustedes. No serviría, no hay nadie del otro lado, nadie escucha, Nadie me ha dejado ciego, será entonces castigo de Zeus. Es a él a quien tememos porque nos representa. Cuando tome las pastillas y se lo lleven al psiquiatra, uno de nosotros deberá reemplazarlo y nos dirán Camellito que clase de joroba, dándonos con una tabla por la espalda. Serán ellos. Nos dan palmaditas en el hombro y preguntan cómo va la cosa y siguen de largo a otro lugar. Somos los débiles, los temerosos, los que preferimos la luz. Como él, Frandy. Frandy es un muchacho delgado, altísimo y de cuello largo, cada día el cuello de Frandy parece más largo. No tiene novia ni habla de mujeres ni de música ni de películas. Parece no estar aquí aunque camine ahora unos pasos delante de mí con la cabeza gacha y su resplandeciente cuello de jirafa en close up. Nunca se ríe y pocas veces responde a las preguntas del profesor aunque sean sencillas o el profesor le diga vamos Frandy, tú lo sabes. Encoge el cuello —sigue siendo inmensamente largo—, mira a la libreta, no dice nada. Algunos se ríen y el profesor frunce el ceño y los mira desafiante. El profesor piensa que algo anda mal con el muchacho. Pero nada anda mal. A Frandy le cosieron la boca hace muchos años, se la sellaron para que no pudiera decir y se tragara el orgullo, para demostrar que era un pendejo el Frandy ese, era un payaso. Lo empujan, lo zarandean y hacen muecas delante de él para que vea y sienta envidia de las bocas de ellos, de los labios libres, de las lenguas parlanchinas. Le llevan la carne rusa de la bandeja, él no levanta la vista. Una muchacha dice pobrecito qué abusadores son. A Frandy le cortaron las manos, esconde los muñones en los bolsillos para que no lo noten, pero yo lo sé cuando veo la sangre chorreando por sus piernas, es la sangre de las manos que botaron en una cuneta. A Frandy le cortaron las piernas, por eso se arrastra frente a nosotros sin pedir clemencia. A Frandy le cerraron los ojos y encima pegaron tiras y tiras de esparadrapo, por eso baja la cabeza y no le vemos las pupilas. A Frandy le cortaron el sexo, por eso sólo puede soportar en silencio y no puede gritar, no puede defenderse, no puede correr, no puede verlos, no puede pensar en mujeres sino en acomodarse y esperar el fin. Es triste ser Frandy. No quiero ser Frandy cuando sea necesario reemplazarlo, cuando él trate de hacerlo más rápido. No quiero ser El Camello, aunque ser El Camello signifique ser alguien. Quiero ser chofer de rastras, usar camisas sin mangas, dormir cada noche en una posada distinta, tener junto al timón la foto de portada de una Playboy, no pensar; no pienso en otra cosa que en conducir y no quedarme dormido. Hubo incomodidad cuando dieron la noticia, Frandy forzó la puerta de la enfermería y se llenó de pastillas, se le escapan algunas mientras tragaba y caían sobre la cama de hierro o salían por la ventana. Lo encontraron esta mañana en el piso, ya está mejor, pero lo dejaron ingresado. Nadie habló aquella noche, no tirarán botas ni darán tablazos ni incendiarán dedos, nadie hablará esta noche, aquella noche. Aquella noche, esta noche viajo en mi camión por una autopista recién terminada, conduzco con elegancia y de vez en cuando miro las tetas de Jaqueline O’Donell, Miss Arizona 1983; como a los marineros, tengo una hembra que espera pacientemente mirando a la carretera, llevo puesta una camisa sin mangas, en la radio una voz anuncia que va a llover, llueve ya y aminoro la velocidad, entonces veo el primer bulto y lo embisto, el segundo y lo embisto, el tercero, el cuarto, es una fila interminable de bultos. La defensa del camión se va cubriendo de una costra sanguinolenta, la lluvia no puede limpiar los coágulos, no trato de esquivarlos, me defiendo, sólo me defiendo o me ovillo en una esquina de la cama y espero la llegada de las sombras, de la fila interminable sobre mí. Mi función es ser cobarde, aunque sepa setenta y tres técnicas de proyección aprendidas en los colchones de tres gimnasios, aunque guarde en mi escaparate un kimono orgulloso de llevar la cinta negra atada a la cintura. No hay a quién combatir, no hay enemigos, es mi figura jorobada la justificación, es por mi padre, por mis ancestros. Desde hace mucho tiempo estaba destinado a punching bag, a piedracintas, a varón preconfigurado para divertir a los demás. Ahí están, siento el sudor alegre de uno a mi derecha, cuchichean, a la una, ya llegan, a las dos, es mejor pensar que conduzco un camión MACK pintado de verde metálico por una autopista nuevecita, y a las tres, ay Camellito qué joroba, qué joroba, qué joroba y parece que nunca van a terminar, no se aburren, no se cansan, vengan todos a divertirse, echémosle pasta, encendamos papeles en sus dedos, escupámoslo, golpeémosle esa giba payasa, hagámoslo vomitar sobre su sábana, forcémoslo a llorar y a pedir piedad ante nosotros, mírenlo aquí, ridículo, encogido y soportando, más duro, hagan vibrar esa tabla en su joroba, y mi camión sigue derribando bultos que son ellos tirados en la carretera, sangrando, nunca terminan y pienso en una mujer escondida de todo el pueblo pues qué es eso de amar a un camionero que atropella bultos humanos por la carretera. Ya se van, me dejan, me olvidan, y yo, gentilmente, me trago las lágrimas, ahogo mis sollozos, es peor cuando se marchan y dejan al descubierto la vejación. Otros me miran desde sus camas y tienen miedo a lo que vendrá. Saben que no soy lo suficientemente fuerte para resistir, saben que quebraré y me llevarán a otro lugar entre sirenas azules y cruces rojas, saben que alguien será obligado a sustituirme porque la leyenda continúa. El hombre siempre se ha divertido a costa del hombre, se ríe de los defectos de él mismo, se golpea a sí mismo y termina siendo culpado de lunático mientras lo apresan en una camisa hecha de saco de harina con el membrete made in holland en plena espalda, lo maniatan y lo echan a un foso que es una ambulancia. Me maniatan y me echan a un foso que es una ambulancia. Pero eso fue después, ahora le doy filo a una lata en la superficie corrugada del terreno de baloncesto, y a un pedazo de hierro le hago punta, y recojo picos de botellas rotas como hojas de puñales, y lo guardo todo en el forro del abrigo, y me escondo para que no vean mi cabeza cubierta, y pacientemente espero a que aparezcan y vayan a dormir, y veo cómo los artefactos llegan a sus carnes, cortando, haciendo brotar la sangre de sus cuerpos, voy derrumbando los monigotes, arremeto contra ellos, la defensa de mi MACK está cubierta de coágulos, corto, entierro, penetro, escupo, vuelvo a cortar y ellos despiertan sorprendidos, cómo es posible sentir en el abdomen un dolor tan agudo y ver la sangre saliendo, cómo es posible que mi cara esté deformada con tres zanjas profundas si yo sólo dormía plácidamente, soñaba con una mujer y su humedad, cómo es posible despertar y encontrarme todavía dormido. Es el caos; corren, se quejan, se amarran telas para detener el fluido, soy el chofer y se me ha hecho tarde por esos bultos sempiternos que debo seguir derribando hasta el final, cortar, clavar, enterrar, herir, penetrar, cercenar. La algarabía de una colmena dañada, fuego, gritan unos, sangre, gritan otros, granizos, otros. Por los pasillos corre el líquido envenenado, cae, rueda, se precipita desde el tercer piso hasta la tierra anegada y será el final de los días. Los hospitales llenos de heridos que no pueden explicar cómo ocurrió si sólo dormían, y mi padre levanta una pared en el momento que soy Alguien y gritamos de dolor cuando nos dan la noticia, cómo es posible si nuestro hijo siempre fue tan noble, y los vecinos, sí, cómo es posible, y los directores de verdad no entienden. Pero los quinientos noventa y nueve saben, pregúntenles por qué. Porque no voy a tomar pastillas ni trataré de ahorcarme ni me lanzaré de una planta doce, si alguien debe salir herido, si alguien debe sufrir, si alguien debe dolerse, llorar y soportar que sea el resto, ya es suficiente, tengo de sobra con mi porción diaria. Padre viste hoy pantalones limpios, madre se queja de que la vida sea como es, se queja a dios y al diablo, y a los ángeles y arcángeles, y a las vírgenes y a los santos. Madre no acepta que yo haya afilado una lata en el cemento corrugado del terreno de baloncesto, padre y madre no comprenden que era cuestión de dañar o salir dañado. Cuando Frandy murió, reventado en el asfalto de la calle, dejaron de molestarlo. Cuando ellos tuvieron miedo frente a mí, dejaron de molestarme e hicieron preguntas y me vistieron de limpio para salir a pasear con estos tíos vestidos de blanco en un auto también blanco, como si no me diera cuenta de que eran los ángeles de mamá, y el auto la carroza que me llevaría al cielo. Pienso. Conduzco mi MACK verde metálico hasta el pueblo próximo; a mí, como a los marineros, en cada puerto me espera un amor.

 

Yomar González